Entonces, antes de colocar los implantes dentales es esencial detectar la presencia de enfermedades graves, como procesos degenerativos o cancerosos, trastornos psiquiátricos o alteraciones de carácter psicológico que impidan la colaboración del paciente y el posterior mantenimiento de los resultados.

En esta fase de planificación el dentista también debe saber si el paciente fuma o toma algún medicamento especial. Los malos hábitos de higiene oral y el tabaquismo son obstáculo real para los implantes dentales, puesto que influye de manera totalmente negativa en su mantenimiento a largo plazo.

Los siguientes pasos son la toma de radiografías (que ayuda a detectar patologías como la caries dental o la enfermedad periodontal) y también la toma de impresiones. ¿Para qué sirve este último paso?

Para obtener un modelo de la boca del paciente que incluya todas las características físicas de la misma.
Permite estudiar detenidamente (el dentista puede tomarse el tiempo requerido) la distribución de los dientes restantes en la arcada del paciente, dónde se colocarán los implantes dentales y qué tipo de coronas dentales se van a necesitar.
Confeccionar una férula a medida que actuará de soporte durante la cirugía implantológica.
Facilitar la previsión y la simulación de los resultados deseados.
Finalmente, otra herramienta clave puede ser el escáner de los maxilares, que nos ayudará a determinar definitivamente dónde y cómo insertaremos las piezas de titanio.

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